Letras mexicanas, letras potosinas; las más felices que se hayan hecho de un poeta mexicano
Un poeta que vivió más de sesenta y siete años en el anonimato sumergido en la miseria y la desdicha cantando a la pobreza o al amor a la alegría o a la desolación.
Sí, Manuel bien decía, ya no llores por mí ausencia, podremos dejar de vernos, pero de adorarnos… ¡nunca! De leernos nunca vida mía. Ensayos poéticos, poemas rústicos, obras teatrales en verso y en prosa componen su numerosa obra que son el hito altísimo de la poesía castellana como lo dice Francisco González Guerrero.
Poeta cantor del paisaje es uno de los dioses mayores de la poesía lírica mexicana; escribió su primer poema a los 15 años y el último, el mismo día de su muerte. Manuel nació y murió en la ciudad de San Luis Potosí (1858 – 1906)
Un poeta romántico, seductor que enamora el oído y acaricia al alma, por dentro y por fuera apacigua hasta el más hermético de los corazones. Son sus cartas deliciosamente cursis escritas a su amada Josefa Jiménez a quien siempre llamó Esther y que idolatran su cuerpo, su alma, sus sueños y sentimientos que reflejan al hombre que añora amor, pasión y melancolía.
¡Duerme!
DUERME mientras que mi alma estremecida
vela tu sueño y junto a ti descansa.
¡Silencio, corazón! – Duerme, mi vida;
tu sueño es esperanza.
¡Despierta! – La sonrisa encantadora
que voluptuosa por tus labios vaga,
es algo como un rayo de la aurora
que en el cielo se apaga.
Duerme! – No los latidos de mi pecho
turben u sueño celestial y blando.
Duerme, que está mi corazón deshecho
sus latidos ahogando.
¡Despierta!... ¡No! Dormida me pareces
una flor blanca que cerró su broche,
cuando ya la han besado muchas veces
las brisas de la noche.
¡Duerme! … ¡Pero dormida no me miras! …
¡Cuánto tarda tu sueño! ¡cuánto tarda… !
¿Qué? ¿Llamas cuando lánguida suspira,
al ángel de tu guarda? …
¡Despierta, sí, despierta! Mi ansia crece
por ver la luz de tus miradas bellas,
pues tu rostro dormido me parece
un cielo sin estrellas.
¡Mas no! No turbaré la dulce calma
que goza con soñar tu fantasía.
¡Duerme! … Junto a tu alma está mi alma…
¡Duérmete, vida mía!
Hermoso. Othón fue un gran poeta y aunque su obra es en su mayoría poética, es preciso conocerlo también como cuentista y dramaturgo.
ResponderEliminarHermoso poema, que da cuenta de esa ansiedad que provoca el ser amado, igualmente bello despierto o dormido... provoca tantas cosas el amor... Muy buena entrada, sobre algo muy especial.